miércoles, 1 de abril de 2009

El abismo

Al fin logro abrir mis ojos, todo se ve borroso y mi lengua sabe a sangre.
Todo se aclara después de un rato y noto que estoy recostado.
Estoy suspendido en una gigantesca pared por una daga que atraviesa mi pecho.
Algo, quizás instinto, me informa que debo extraer el instrumento afilado.
Lo arranco de mi pecho y transforma en cenizas mientras caigo al suelo.
No hay mucho dolor y no hay temor ni tristeza, tampoco felicidad.
Veo al suelo negrusco y me percato de que hay dientes ensangrentados en él.
Recuerdo el sabor de mi boca y meto mis dedos en ella.
Los dientes en el suelo eran míos, si, pero han sido remplazados por colmillos.
Un momento después siento mi cara desprenderse y veo piel caer.
Toco mi mejilla, se siente escamosa como un reptil.
Veo una hoja reflejante en el suelo cuando…
Noto que mis dedos igual cambiaron, ahora parecen garras, garras sanguinarias.
Recojo la hoja para mirar mi cara: mi pelo es lo único intacto, soy ahora otro ser.
Mis ojos son completamente rojos, como sangre y mi piel tiene un tono gris.
Tiro la hoja que me ha servido como espejo para observar una tablilla.
Veo un código que jamás había conocido, pero sin duda soy capaz de interpretarlo.
En la tablilla pone: “debes un viaje realizar si tu vida deseas recuperar”.
Sin duda lo comprendo, debo salir del inframundo para vengar mi muerte.
Si he interpretado bien, al matar al asesino recuperaré mi vida.
Yo, como alma perdida empiezo a caminar sin nada planeado.
Este lugar es tenebroso, no podría soportar el miedo de ser un humano.
Camino y camino mientras las cosas can cambiando pero no parece que llegue a algo.
Al final llego a un poste monstruosamente alto, en él está otro código.
Esta vez dice: “Lo que delante se encuentra muertos son, almas atormentadas como tu”.
Adelante hay dos bestias con una forma demoníaca y un color oscuro.
Pareciese que tienen piel de insecto y ojos inyectados de sangre.
Y sangre es lo que hay a sus pies, ellos la beben.

Noxpectrum

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